Las muertes por malaria se reducen a la mitad desde el año 2000
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A falta de vacunas, buena parte de los métodos de control de la enfermedad (en realidad, del mosquito que la transmite) recaen sobre métodos tan simples como las mosquiteras impregnadas de insecticida. Los avances relacionados con su uso han sido espectaculares. Mientras en 2004 apenas un 2% de la población de riesgo dormía cubierta bajo estas redes protectoras, en 2013 la tasa ya alcanzó el 44%. La OMS estima que este año se habrán distribuido 214 millones de mosquiteras.
Contra el mosquito
Ello se complementa con las medidas que se toman directamente contra el mosquito que transmite el parásito a través del uso de insecticidas. O el esfuerzo en extender el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. Desde que en 2010 la OMS lanzó la recomendación de realizar pruebas ante cualquier indicio de infección (por entonces el test se practicaba al 40% de los sospechosos de tener la enfermedad) estos análisis ya alcanzan al 63% de las personas con síntomas.
Estos avances se combinan con el acceso a los fármacos más eficaces (terapias combinadas con armenisina, TCA), que ya han sido adoptados por 79 de los 88 países donde el Plasmodium falciparum, la variante del parásito responsable de más muertes, es endémico. El número de tratamientos con TCA ha dado un contundente salto al pasar de 11 millones en 2005 a 392 el año pasado.